La presidenta de la ABEF, Esther Vidal, ha declarado en la celebración de la asamblea general de la asociación, que “sin duda, Baleares volverá a formar parte de la élite de los paraísos turísticos mundiales” y que “las empresas familiares saldrán adelante gracias a su fuerza, capacidad de resiliencia y compromiso por el largo plazo y legado”. Ante un centenar de asistentes, Vidal ha recordado la caída histórica que sufrió el PIB balear en 2020 (23,7 %), lo que ha derivado en “mucho paro y, en definitiva, mucho tejido económico destruido”. Pese a todo, “ahora empezamos a despertar del letargo obligado, aunque más lentamente de lo que imaginábamos”. La presidenta de la ABEF ha reclamado a la Administración pública que vaya “al compás que el sector privado y contribuya a facilitar la recuperación”. Para eso, “seguirá siendo clave garantizar el acceso a la liquidez de las compañías”.
La líder empresarial se ha referido al Ranking de Competitividad Mundial, que hizo público el Instituto de la Empresa Familiar recientemente, para precisar los factores que están lastrando la competitividad de España, que ha caído del puesto 36 hasta el 39. Entre éstos, figuran “la elevada tasa de paro juvenil, el déficit de reformas estructurales, las lagunas en la digitalización de las empresas y la escasa capacidad para captar y retener talento, además de la falta de acuerdos políticos y sociales, que incide en la ausencia de una estrategia económica clara”, ha puntualizado.
Tras la intervención como patrocinador de Celia Torrebadella, directora territorial de Banco Santander, el economista y director técnico de la Fundació Impulsa Balears, Antoni Riera, ha presentado un análisis comparado de las empresas no financieras socias de la ABEF respecto del tejido empresarial no agrario de las islas, para, posteriormente, moderar una mesa redonda en la que han intervenido Lina Mascaró, presidenta de Mascaró; José Díaz Montañés, CEO de Artiem Hotels, y María Cañellas, administradora en Construcciones Metálicas Cañellas.
Según los indicadores que la Fundació Impulsa Balears ha publicado hoy, a través de una nueva actualización de la herramienta i|empresa, que hacen referencia a los últimos estados contables prepandemia, “las empresas familiares de la ABEF han encarado la pandemia de la COVID-19 con una buena salud financiera, aunque eso no quiere decir que lo hayan tenido fácil”, ha sentenciado Riera. “A las puertas de la pandemia, su capacidad de respuesta a corto plazo queda confirmada a través de una ratio de liquidez que aleja el riesgo de la suspensión de pagos. La ratio de solvencia, superior a la media regional, también garantiza su capacidad de respuesta a largo plazo y no hace pensar en riesgo de quiebra”, ha añadido.
Más rentabilidad con menos riesgo financiero
La performance financiera de las empresas de la ABEF constata asimismo que “la capacidad de capitalizar su actividad es superior a la del conjunto del tejido empresarial balear. Lo pone de manifiesto su ratio de rentabilidad económica (7,4 % vs 6,7 % total), apoyada en unos márgenes generosos (16,9 % vs 8,4 % total)”, ha explicado Riera.
En lo que se refiere a autonomía financiera, el director de la fundación ha confirmado que las empresas familiares también superan la media regional: “Más de la mitad del pasivo son fondos propios. Esto responde en términos generales a una preferencia por el endeudamiento ligeramente inferior al resto”.
Mayor productividad de trabajo
Mientras que la productividad del capital se asemeja a la del conjunto de empresas del archipiélago, “la productividad del trabajo, con una media de 69.460 € de valor añadido por trabajador, supera con creces la media del tejido no agrario (56.852 €)”, ha descrito Riera antes de manifestar que “el mayor aprovechamiento relativo de las plantillas permite a las empresas de la ABEF asumir un gasto por trabajador superior y, al mismo tiempo, rebajar la presión de los costos laborales unitarios, los cuales absorben el 53,9 % del valor añadido generado vs el 52,1 % total”.
Sucesión y sostenibilidad
En la mesa redonda moderada por el economista se han abordado asimismo cuestiones como la sucesión y sostenibilidad en la empresa familiar. Según el último Observatorio de la Empresa Familiar, cada generación se mantiene presente en la empresa una media de 21 años, en el 95 % de los casos la familia posee más del 75 % y en el 59 % es mayoría en el consejo de administración, y dos de cada tres empresas incorporan menos de un 25% de consejeros independientes.
Para Antoni Riera, “las empresas familiares han sido pioneras, también en nuestras islas, a la hora de acogerse y convertir en un valor diferenciador la relación con el entorno. Seguramente, el arraigo al territorio invita a trazar estrategias responsables con el medio ambiente y el tejido social”, ha rematado.